Tuesday, October 03, 2006

Hay cosas por decir.

Hermanos humanos, ya han visto muchas escenas terráqueas; mi fin no es convencerlos de nada. Pueden seguir trabajando, pueden seguir bebiendo del lácteo deseo insaciable, alimento para el ego, vanidades sencillas y efímeras como los algodones del parque, que no alimentan mucho, que son una masa enorme para una cantidad de azúcar miserable.

Hermanos humanos, la alienación no existe en su pureza ideológica, sólo estamos habitando lo construido y quien quiera empezar a cambiar su ambiente puede hacerlo, podemos pintar nuestras casas, podemos saltar en vez de caminar y podemos hacer tantas cosas. Hermanos humanos, no estamos alienados, simplemente nos hemos olvidado de que existimos.

Yo no aconsejo, yo no hago nada nuevo, yo soy uno más de ustedes y les regalo una flor, para que vean lo bello que es contemplar la muerte; deceso experienciado en el lento desfallecer de la dichosa que perteneció a un grupo, que fue vendida y finalmente puesta en un florero; ahí admiraron su belleza de ángel en el infierno. El florero fue como una mascara de oxígeno para un enfermo terminal, pero luego sus pétalos se comenzaron a secar, se puso flácido su tallo y al cabo de unas semanas fue cambiada por otra.

Hermanos humanos, díganme si no es hermosa la muerte.